A veces, cuando nos requieren para la limpieza de unas fosas sépticas en Huesca, lo que nos encontramos, sobre todo en las zonas más rurales de la provincia, es un pozo negro.

Éste es un agujero que se practica en el suelo, adyacente a una vivienda, y que sirve para almacenar las aguas residuales producidas por la vida cotidiana cuando no se dispone de alcantarillado municipal. A él van a parar el agua de la cocina, cuartos de baño, y en general todas las aguas sucias que se producen.

Su mantenimiento consiste en la extracción periódica por bombeo con una maquinaria específica como las que disponemos en Carloandrés, para sacar a un tanque de contención y transporte tanto líquidos como semi-sólidos para su posterior tratamiento en una depuradora, ya que los pozos negros tienen un tope de almacenamiento que no se debería rebasar.

Se trata un procedimiento que se realizaba antaño, en algunos casos reutilizándose estas aguas una vez triturados todos los sólidos para el regado y abonado de los campos de cultivo. Esta práctica ha caído en desuso y ahora mismo está prohibida por normativas a nivel europeo acerca de la conservación y el cuidado del medio ambiente, debido a que las filtraciones que se producían al terreno tenían altas probabilidades de contaminación.

Por ello, hoy en día resulta cada vez más raro encontrarnos con un pozo negro que todavía esté en uso, habiendo sido sustituidos la gran mayoría por la instalación de fosas sépticas estancas, las cuales también requieren un mantenimiento, siendo aconsejable efectuar al menos una vez al año una limpieza de fosas sépticas en Huesca a fondo.